Revista Er Bisho.

Bienvenidos a la revista del I.E.S. Castillo de Luna (Rota) Er Bisho. La primera en este formato. Aunque la revista lleva una larga andadura en formato papel. Disfrutadla.

martes, 20 de marzo de 2012

INADAPTACIÓN SOCIAL

“INADAPTACIÓN SOCIAL”

Cada vez es más frecuente encontrarnos en los centros educativos con situaciones de inadaptación social debido a diversos factores, entre ellos, los familiares o étnicos, entre otros. Ante esta situación, hay que establecer medidas educativas que favorezcan la adaptación social y escolar de este alumnado.

Toda persona que nace se desenvuelve en un determinado contexto social, en donde se establece una amplia gama de relaciones interpersonales, constituyendo factores determinantes en el desarrollo integral. Las primeras relaciones que se establecen con el entorno están destinadas a cubrir necesidades biológicas, de conocimiento, afecto y relación, caracterizándose por la total dependencia a las figuras de apego. Paulatinamente el niño/a va adquiriendo una mayor independencia, gracias a la adquisición de la marcha y del lenguaje, lo cual le permite una mayor apertura al entorno más próximo.

El proceso de relación entre el niño/a y los agentes socializadores, tales como la familia, la escuela, los iguales, los medios de comunicación, entre otros, es conocido como “socialización”.

En este sentido, cuando las características del entorno en el que el sujeto se desenvuelve, impiden su desarrollo y su integración en la sociedad, estamos hablando de que un alumno/a se encuentra en situación de “riesgo social”.

En cuanto a la “inadaptación social”, hay que tener en cuenta que el inadaptado “se hace”, puesto que nadie nace inadaptado. En este caso, consideramos inadaptados al alumno/a que, con una dotación intelectual aceptable, se margina del proceso educativo y socializador, adquiriendo conductas que se alejan de la norma social. La inadaptación es un problema en el proceso de socialización, que consiste en la ruptura de la comunicación e interacción entre la persona y el contexto social.

Por lo tanto, decimos que un alumno/a no está adaptado socialmente cuando, por distintas causas, no se cubren las necesidades vitales y éstas se mantienen en el tiempo y se intensifican de forma significativa, generando determinadas conductas tales como la mentira, desobediencia, hurtos, absentismo escolar, bajo rendimiento académico, inestabilidad emocional, entre otras.

Si nos centramos en la adolescencia, observamos que algunos de los rasgos asociales de esta etapa son: se consideran superiores a los demás, suelen ejercer un fuerte atractivo social, el trabajo escolar es irregular, carencia de culpa, narcisistas, no aceptan los castigos, relaciones personales superficiales, agresivos, conductas “ociosas”, falta de interés por el trabajo o por problemáticas sociales, pseudointelectualidad, entre otras.

Desde una perspectiva legislativa se deduce que, con lo propuesto en estas dos leyes, una estatal y otra autonómica, se observa la implicación y preocupación de la administración educativa por el tema de la convivencia en los centros escolares. Cuestión que debe ser abordada a través de los distintos agentes socializadores, desempeñando un papel primordial la familia, así como la coordinación de ésta con el centro educativo.

La LOE (2006) recoge de forma explícita el tema de la convivencia. Esto es evidente al reflejar en el Título Preliminar, Art. 2 los siguientes fines educativos:

c) La educación en el ejercicio de la tolerancia y de la libertad dentro de los principios democráticos de convivencia, así como en la prevención de conflictos y la resolución pacífica de los mismos.

e) La formación para la paz, el respeto a los derechos humanos, la vida en común, la cohesión social, la cooperación y solidaridad entre los pueblos.

En esta misma Ley se le dedica el Título II, Capítulo II, a la Compensación de las desigualdades en educación.

Además en la Comunidad Autónoma Andaluza contamos con la LEA (2007), la cual recoge entre sus objetivos (Art. 5):

i) Promover la adquisición por el alumnado de los valores en los que se sustentan la convivencia democrática, la participación, la no violencia y la igualdad entre hombres y mujeres.

j) Promover la cultura de paz en todos los órdenes de la vida y favorecer la búsqueda de fórmulas para prevenir los conflictos y resolver pacíficamente los que se produzcan en los centros docentes.

Si nos centramos en la parte práctica de esta temática, observamos que en los centros en donde existe esta problemática se pretende controlar a estos alumnos/as, aislarlos o prescindir de ellos. En este caso se recomienda utilizar estrategias más pedagógicas. Una buena fórmula sería la de contar con un equipo educativo que trabaje de forma conjunta, que se cuente con un adecuado proyecto pedagógico adaptado a la realidad y contar con normas adoptadas por todos y en donde todos asuman responsabilidades. Además, la labor educativa debe estar abierta a otros entornos, se deben aplicar las medidas de atención a la diversidad existentes según la normativa actual y se tiene que destacar el papel relevante de la familia y los docentes.

Mostramos a continuación unas pautas específicas para la intervención en los casos de conductas inadaptadas:

- Ignorar las conductas inadecuadas, actuando como si no existieran.

- Dirigir la conducta del alumno/a, decidiendo exactamente qué es lo que quiere que se haga en vez de centrarnos en lo que está haciendo.

- Ofrecer opciones. En función de la conducta las consecuencias serán distintas.

- Presentar modelos opuestos al conflicto planteado, en el que puedan observar formas de actuación más adecuadas.

- Establecer normas claras y elaboradas por los propios alumnos/as.

- Siempre que sea posible evitar las sanciones, aunque en ocasiones tenemos que recurrir a ellas.

- Reestructurar el entorno facilitando las interacciones sociales.

- Un procedimiento para regular un conflicto puede ser: parar y calmarnos, identificar el problema, generar soluciones, evaluar las mismas y llevarla a la práctica.

- Hay que analizar las habilidades que tienen los alumnos/as y que se consideran valiosas para la resolución de conflictos: escuchar, comprender, búsqueda de alternativas, ponerse en el lugar de los demás, etc.

- Resulta necesario conocer los refuerzos que los adultos proporcionamos a los alumnos/as cuando éstos plantean comportamientos inadecuados.

- Tener en cuenta que la adolescencia es una etapa evolutiva no solamente complicada para ellos sino también para su entorno.

- Trabajar técnicas de modificación de conductas tales como: reforzamiento positivo, moldeamiento, modelado, economía de fichas, entre otras.

- También se pueden utilizar técnicas de carácter más cognitivo como: autoobservación, autoregistro, autoinstrucciones, resolución de problemas, etc.

- Desarrollar habilidades sociales.

- Trabajar técnicas de relajación.

- Si las conductas inadaptadas son generalizadas, tratar al grupo clase como si fuera un alumno/a. Establecer convenios y compromisos de grupo.

- Aquellos compañeros que posean habilidades favorecedoras en las relaciones sociales, pueden actuar como agentes de modificación de conductas.

- Coordinación entre escuela y familia.

- El papel de los docentes será de mediador de las situaciones conflictivas, facilitando la solución de las mismas.

Una vez resumidos los puntos fundamentales del artículo, podemos concluir el mismo destacando que actualmente se defiende una escuela inclusiva, es decir, se pretende la calidad de la educación de todos los alumnos/as sin que exista ningún tipo de discriminación. De ahí, que se propongan medidas de compensación educativa que garanticen el acceso, la permanencia y la promoción de todo al alumnado al sistema educativo.


ANA BELÉN RECIO SÁNCHEZ

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