Revista Er Bisho.

Bienvenidos a la revista del I.E.S. Castillo de Luna (Rota) Er Bisho. La primera en este formato. Aunque la revista lleva una larga andadura en formato papel. Disfrutadla.

martes, 6 de marzo de 2012

¡PORQUE LO DIGO YO!


Hoy, en clase, me ha ocurrido algo que debería ser extraño pero que ya se ha convertido en algo normal en los centros de enseñanza.
Una alumna se negó a obedecer cuando le pedí que, como sus compañeros, subiera la silla sobre la mesa, tal como queda recogido en las normas de convivencia, para facilitar la tarea al personal de limpieza. Lo raro no es que se negara, sino que pretendiera echarme un pulso, el cual, por supuesto, evité. El camino fácil hubiera sido poner una amonestación pero ¿habría aprendido la alumna en cuestión algo?
El hecho sucedió en 2º de Bachillerato, lo que añade surrealismo a la situación.
Ya Kant, en su moral, distinguió tres tipos de acciones:
Conformes al deber: acatamos la ley o la norma por miedo al castigo que supone su incumplimiento. No somos libres al actuar de esta forma, ya que nos sometemos a la norma.
Contrarias al deber: actuamos en contra de la norma o la ley, principalmente por rebeldía. En este caso tampoco somos libres porque dependemos de la norma, aunque sea para hacer lo contrario.
Acciones por deber: comprendemos la ley, sabemos que es buena para la comunidad y para mí mismo y decido libremente actuar en consecuencia. Es la única acción que respeta la libertad del ser humano.
 
Así es como nos gustaría que actuaran nuestros alumnos, por deber. De modo que estén convencidos de que el respeto a la norma es lo más beneficioso para todos.
Subir la silla o no puede ser anecdótico pero es un signo de madurez acatar las normas. ¡Cuántos accidentes laborales se producen cada año por no respetar las normas! Precisamente en 2º de Bachillerato tenemos que evaluar la madurez del alumnado para ir a la Universidad. La misma Prueba de Acceso es una prueba de madurez.
Subir o no la silla no es un favor que hacemos al personal de limpieza o al profesor de turno, es un favor que me hago a mí mismo y un acto de compañerismo. Podría ocurrir que si a la hora de limpiar y adecentar una clase, el personal tuviera que subir cada una de las sillas, no se acabara nunca o se hiciera una limpieza muy superficial.
A lo mejor, como prueba de esa falta de madurez en alguno de nuestros alumnos (pocos), lo que se esperaba es que el profesor montara en cólera y pusiera la consabida amonestación (tan fácil de tramitar ahora con los ya familiares tamagochis) acabando con un ¡POR QUE LO DIGO YO! (lo que no descarto si la situación se repite)
 
De la limpieza de las clases y la subcultura yacente hablaré otro día.

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